Miguel Abuelo - Newbery

En 1981, Miguel regresa a la Argentina.

Estas tomas son fruto de una volada velada en el barrio de Belgrano, en Jorge Newbery y Cabildo -donde yo vivía- con un microfono y un grabador a casete.

Toda la falta de tecnología queda aquí superada por el ángel de Miguel Abuelo. Las voces que se escuchan de fondo son la de Jorge Pistocchi y la mía, que pasamos una tarde sensacional.

Acompañan este disco, cuatro demos que por esa época realizaron Los Abuelos de la Nada y que les sirvió de entrada a lo que sería un grupo emblemático de los ochenta.

La foto de este disco fue tomada por Hernán Roibon y fue la tapa del primer número de la revista Pan Caliente

Ralph

30 años sin Miguel Abuelo. Descargate los audios del tributo "Quiero Ser Abuelo"

26 de marzo de 2018

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Andy Stein

30 años

Eterno Miguel. Hoy todos te recuerdan, algo bien habrás hecho...

Miguel Abuelo x 70 en la Usina

Buscando a Miguel Abuelo

Documental. Se estrena "Buen día, día". El reconocimiento que faltaba. Hablan los directores, Sergio Constantino y Eduardo Pinto, su ex mujer y su hijos. Se estrena el jueves.

11.01.2011 | Por Juan Andrade. Especial Para Clarín

Sacá tu culo sucio de mi auto . Eso fue lo primero que le escupió Miguel Abuelo a Sergio Constantino. El futuro director estaba matando el tiempo con Chocolate Fogo -amigo del barrio de Palermo, sobrino del líder de Los Abuelos de la Nada e integrante del grupo en su última etapa- cuando fue echado a patadas por el hombrecito ruliento de mecha corta. “A partir de ahí no fue que nos hicimos amigos, sino buenos vecinos: compartíamos cosas, iba a su casa”, recuerda. “Siempre me llamó la atención su personalidad. Y al fallecer, con mis ansias de ser cineasta, mi primer guión fue la vida de Miguel Abuelo”.

Una veintena de años y decenas de borradores más tarde, aquella obsesión finalmente se materializó en Buen día, día . Aunque hubo otros interesados en adaptar la misma biografía a la pantalla grande, su relación personal con Gato Azul y Krisha Bogdan – hijo y mujer del músico, que además participan en la película- fue decisiva. “Me habían dicho que me iban a dar los derechos y, por suerte, son gente con muchos códigos”, agrega Constantino. El desafío de contar en 90 minutos una historia compleja y rica en matices se puso en marcha hace seis años, con poca plata, muchas ganas y un equipo integrado por amigos al que se sumó el co-director Eduardo Pinto.

El documental en cuestión sigue el derrotero del artista de Munro a Ibiza. Y se puede mirar casi como un acto de justicia poética, que ubica al autor de Diana divaga y Oye niño en el Olimpo del rock argento. “¿Quién más poeta que Miguel? Fue el más grosso. Mi poesía no fue la misma después de escuchar sus críticas”, dice nada menos que Luis Alberto Spinetta en su testimonio. “Miguel fue una especie de ángel para todos los que lo conocieron: tenía una luz especial”, agrega Pinto. “Todo lo que agarraba, lo hacía brillar. Y después se iba. Era su alma de gitano, de trotamundos. No paró nunca, dio la vuelta al mundo.

En la memoria popular está más presente el período con los Abuelos en los ‘80, pero no se suele recordar que fue uno de los fundadores del rock argentino.

Constantino: Muchos de los iniciadores del rock han sido reconocidos popularmente, y se les han hecho películas como Tango Feroz . Pero Miguel, con su propio anti-marketing, logró que no lo reconozcan. Fue uno de los tipos que realmente inició todo, junto a Pipo Lernoud, Javier Martínez, Nebbia y Spinetta, un poquito después. Pero cuando se habla de los pioneros del rock, no se lo nombra: es una injusticia, porque también inauguró el rock psicodélico con esa primera formación de Los Abuelos de la Nada, en la que también estuvo Pappo.

Pinto: Cuando terminamos de editarla, dijimos: ‘Se merecía una película así’. Miguel no es reconocido en su verdadera dimensión. Afortunadamente, cada vez que Calamaro recibe un premio lo nombra. En un momento fue el libro ( El paladín de la libertad ) de Juanjo Carmona. Y ahora es Buen día, día , que reivindica su obra, su poesía, su música. Pero el que habla es Miguel, en primera persona: es el narrador de su propia vida. Un collage que se fue construyendo a partir de reportajes, fotos, poemas y canciones.

Aunque los entrevistados le dan una estructura “coral”, la voz líder sigue siendo la suya.

Constantino: La voz de Miguel es el eje: la película está “cantada y contada” por él. No quería que hubiera un locutor en off. Trabajamos con archivos que nos facilitaron Víctor Pintos, Alfredo Rosso, Juan Alberto Badía, Ralph Rothschild y otros. La gente va descubrir a un Miguel Abuelo que no es el que está en el inconciente colectivo. Fue un trabajo medio chino el de encontrar pedacitos cronológicos para contar su historia. De principios de los ‘80, usamos más material de archivo en video. Pero si hay algo que me deleita, son sus poemas recitados. Muchos estaban pensados para un disco que no salió, Canciones para cantar en el cordón de la vereda .

A diferencia de “Tango feroz”, a la que recién hacían referencia, Buen día día se acerca al mito tratando de humanizarlo.

Constantino: Hay un montón de pequeños detalles de la personalidad de Miguel que sirven para acercarlo a la gente. Uno puede querer al personaje y, en otro momento, alejarse un poco de él: “Era un loco que se iba y hacía cualquiera”. Los distintos momentos se van hilvanando, y hacen un todo. También hay una parte más íntima, personal, donde se muestran sus vínculos: Gato Azul, su hijo, hace de puente y cuenta una relación más humana.

Pinto: Escuchar la voz de Miguel lo acerca al mito. Pero había que humanizar al personaje. Tenía problemas con su mujer, Krisha. Gato Azul también dice sus cosas. Miguel tenía un compromiso con la libertad: hacía lo que sentía. Era una gran persona, pero también te podía re-cagar a trompadas. Era un hombre suburbano, un gran seductor: podía hablar con un intelectual, con tipos pesados en serio y grabar un disco en París con un productor que estaba relacionado con Dalí.

¿Hubo algo que los sorprendiera durante la filmación? Constantino: Spinetta es el número uno. Y cuando me contacté con él, fue el más accesible de todos los entrevistados. Lo llamé un día y me dijo: ‘Mirá, flaco, yo no doy notas, pero si es por Miguelito venite cuando quieras’. Me la jugué y le dije: ‘¿Mañana?’. Y me contestó: ‘Te espero mañana a las tres de la tarde’. Y nos recibió con un té y se vistió especialmente. Si bien él venía cargado con un bagaje poético y musical, Miguel lo influyó: le daba consejos sobre sus letras. “Esta poesía está bien, pero tiene mucha verdulería”, le decía, cuando le sobraban cosas. Y ahora, cuando un pibe le muestra lo suyo, a veces Spinetta repite esa frase. En el recital de Las Bandas Eternas, el tipo cantó Mariposas de madera solito con su guitarra, miró al cielo y dijo que Muchacha (ojos de papel) no hubiera existido si antes no hubiera escuchado esa canción.

Pinto: Fue como si Spinetta se sacara el rótulo de “poeta” para colocárselo a Miguel. Ahí supe que la película tenía sentido. Plantamos la bandera de Miguel como poeta.

¿Qué imagen de Miguel completa la película? Pinto: La imagen final es la de un poeta suburbano, un músico talentoso. Fue un artista de la vida, de la calle. Horacio Fontova, Calamaro, Spinetta, Kubero Díaz y Miguel Cantilo, toda gente muy grossa, reconocen la magia de Miguel.

Constantino: Miguel era un artista, un tipo del carajo: era “otra cosa”.

¿Qué significa “otra cosa”? Constantino: Es muy difícil encontrar una personalidad como la suya. Tenía un sentido de la libertad que no encontré en nadie más. Sí, es comparable con Spinetta en su poesía, con Pappo en su cosa rockera, con Calamaro en su touch para los hits. Y por ahí también es comparable con un linyera para rebuscárselas en la calle. Sí, era “otra cosa”.

FUENTE CLARIN

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